¿Te diste cuenta de que comer no solo es un acto biológico sino también una práctica atravesada por las emociones y los pensamientos? Si, y además es un hacer complejo, donde las esferas de lo biológico, lo cultural, lo histórico, lo familiar, lo social, lo económico e individual se ponen en juego.
Ahora bien, cuando detectamos que estamos teniendo conductas alimenticias ligadas a estados emocionales como la ansiedad, miedo, angustia, alegría, aburrimiento, culpa, por mencionar algunas emociones, es muy común tender a patologizar estas conductas, es decir, cargar de una connotación negativa el hecho de comer por emoción, lo que podemos denominar Alimentación emocional. ¿Te pasó?
Sin embargo, quiero decirte que esto no es un error en la Matrix, no es algo que está mal que te pase. Todo lo contrario, es un recurso que estás teniendo para auto-regularte, para equilibrarte. Es algo que nos sucede y en cada persona la causa es diferente.
Algunos signos de que estamos teniendo un desequilibrio en nuestra alimentación de tipo emocional son:
- Sentirnos frecuentemente abrumadxs por las emociones.
- Meternos algo en la boca o comer cuando sentimos emociones incomodas como preocupación, soledad, aburrimiento, ansiedad.
- Sentir que tenemos comportamientos impulsivos o compulsivos con la alimentación y en otros ámbitos.
- Comer mucho en poco tiempo o tener atracones.
- Tener ganas continuamente comer determinados alimentos en ciertos momentos del día.
Si te sucede o sucedió lo primero que tengo para decirte es que NO TE JUZGUES. Lo que te pasa no es algo que está bien o mal. Este comportamiento es un llamado de atención de tu cuerpo, que te está tratando de decir que hay algo que atender. Como dije, es muy común se patologicen estas conductas con la comida porque «la cultura de la dieta» ha logrado establecer que la alimentación emocional es un problema, el malo de la película que hay que controlar, sacar o erradicar. Pero yo no lo veo así y me parece que esta mentalidad ha generado muchísimos problemas y malos entendidos al respecto.
Desde mi mirada es pertinente abordar este tema desde un lugar humano y holístico, ya que ningún ser humano COME SOLAMENTE CUANDO tiene hambre fisiológica (necesidad de reponer nutrientes). Como dije, comer es un acto complejo. Hay veces que comemos por mero placer, otras porque estamos compartiendo un momento con otras personas (social), otras para gestionar emociones (emocional), otras porque vemos comida en frente nuestro y se nos despierta el apetito. En relación a esto último, hay estudios que señalan que cuando hay comida disponible, la tendencia del humano es a comer, a pesar de que no tenga hambre. ¿Por qué? Porque no hace muchos años que disponemos de alimentos a diario. No hace mucho tiempo, consumir un alimento implicaba cazarlo, cosecharlo, buscarlo, encontrarlo, cultivarlo. Podíamos pasar días o meses sin comer, y parece que cuando se encontraba la comida, como no se sabía cuando era la próxima vez que se iba a comer, se comía con o sin hambre*. Podríamos entender esta tendencia como una función protectora que el ser humano ha desarrollado frente a la posibilidad de escasez, por la que estamos condicionados biológicamente a sentirnos motivados a comer, aunque no haya necesidad de reponer energía.
Volviendo a la cuestión emocional. Si es normal comer no solo cuando tenemos hambre fisiológica, ¿Cuándo puede convertirse en un problema el alimentarse por una función emocional?
Cuando se siente culpa al hacerlo.
Cuando hay mucha restricción y la alimentación emocional es una respuesta de supervivencia.
Cuando es síntoma de una condición de salud que no se trata.
Cuando es la única herramienta que tiene una persona para regular sus emociones.
La alimentación emocional (ganas de comer sin necesidad de reponer energía) es una señal, que si se repite constantemente, necesitamos escuchar. Esta puede llegar a convertirse en un trastorno más grave si no lo tomamos a tiempo. Algo que si puedo decirte es que nunca la comida va a poder solucionar esa necesidad emocional, solo la va a tapar y a calmar, porque comer nos relaja y nos da seguridad (física y mental y emocionalmente), que es probablemente lo que estemos buscando cuando nos enfrentamos a una emoción o una situación estresante.
Entonces, te invito a reflexionar y a no culparte por tener estas conductas. Si te suceden, te cuento que como terapeuta nutricional integrativa me especializo también en acompañar procesos de alimentación emocional. En mis sesiones te brindaré un montón de herramientas para comprender qué es lo que está sucediendo y gestionarlo de raíz. En ese proceso te irás conociendo más, aceptando y evolucionando, gracias a la alimentación como tu aliada.
Para más detalles contactame a estacionconsciente@gmail.com o por whatsapp.
Podrás encontrar más información sobre estos procesos aquí.
Con amor,
Melina
Referencias
*Contreras, Raphael. Hunger, appetite and saiety in hibernating squirrels. Serie de conferencias impartidas en el Congreso de Psicología Evolutiva de la Universidad de Cornell, 14-18 julio 2020.