Se le dice comer emocional, hambre emocional o alimentación emocional a los comportamientos que asocian el comer con las emociones. Sin embargo, ¿sabías que comer es en sí un acto emocional? Si bien a veces comemos para reponer necesidades fisiológicas, siempre es un acto que involucra a las emociones.
Hasta acá ningún problema, pero…¿no te sentís que «el comer emocionalmente» tiene una connotación negativa? ¿te pasó alguna vez que te juzgaran o que vos mismx te critiques por comer cuando estás atravesando una emoción incomoda? Bueno, en esta nota vas a entender por qué PATOLOGIZAR EL COMER EMOCIONAL ES UN GRAN ERROR.
El comer emocional podría definirse como un «Proceso fisiológico, emocional y mental que indica ganas de comer o llevarse algo a la boca y que suele aparecer sin la necesidad biológica de reponer energía o nutrimentos. Se refiere al uso de la comida como una forma de vinculación afectiva y regulación emocional».(*)
Algo que necesitamos entender es que las personas no solo comemos cuando tenemos hambre fisiológica. A veces comemos por otras razones. De hecho, estamos condicionados biológicamente a sentirnos motivados a comer aunque no haya una necesidad de reponer de inmediato energía; además todas las personas experimentamos ganas de comer sin hambre real. ¿Sabías todo esto? Es muy común que las personas creamos que el hambre solo es real cuando es fisiológica, pero no es así. Los seres humanos experimentamos muchos tipos de hambres y ninguna es buena o mala, todas nos aportan información valiosa.
Estamxs acostumbradxs a ver a la alimentación emocional como algo que tenemos que evitar, combatir o erradicar de nuestras vidas, pero tenemos que entender que esa creencia es funcional a al mantenimiento de la cultura de las dieta (**), una microcultura de la mentalidad tecnocaplitalista neoliberal y racista contemporánea (wow si, tenemos que pensar que nuestros comportamientos y creencias forman parte de un sistema de creencias más grande de lo que imaginamos). Esta mentalidad modela nuestros comportamientos, cuerpos y creencias, y en la mayoría de las veces, atenta contra nuestro bienestar físico, mental y emocional.
Si la alimentación emocional es natural y no es algo que tenemos que erradicar ¿cuándo se vuelve problemática? Cuando aparece la culpa al comer, cuando hay mucha restricción, cuando hay una condición de salud oculta y cuando se convierte en la ÚNICA forma de vinculación afectiva o de regulación emocional. Cuando esto sucede ya estamos en una situación avanzada y tenemos que actuar pronto buscando ayuda.
Pero para mi no solo es necesario trabajar la alimentación emocional cuando se llegó a este punto, sino que aprender sobre alimentación y emociones es importante para todxs y en cualquier momento. ¿Por qué? Porque SIEMPRE conocer y trabajar sobre la manera en la que nos vinculamos con la comida es una fuente de autoconocimiento, evolución personal y una herramienta preventiva y de autocuidado que podemos aplicar en nuestra vida y para ayudar a las personas que nos rodean.
En simples palabras, tratar tu alimentación, estés o no en una situación de mayor urgencia, es una condición indispensable para el bienestar físico, mental y emocional. Creo que es necesario comprender por qué actuamos de tal manera para poder volver a elegir, para empoderarnos y dejar atrás sistemas de creencias que siguen oprimiéndonos y manipulándonos.
Si querés aprender más sobre este tema tan interesante te cuento muy pronto se abrirán las inscripciones para el taller de Alimentación emocional y autoconocimiento
¡Hasta la próxima!
Meli
(*) Definición de la psicóloga Ana Arizmendi.
(**) La cultura de las dietas es un sistema de creencias, valores y prácticas que promueve a la delgadez como valor personal, ideal de belleza e indicador de salud y que utiliza a las dietas para adelgazar como mecanismo de control de los cuerpos. Es parte de un sistema de opresión que discrimina y oprime a las personas que no cumplen con el ideal y privilegia a aquellas que sí.