¿Sabías que la digestión empieza en la boca?
¡Si! Por eso darle bola a la masticación de un alimento es MUY importante y es una decisión saludable.
¿Por qué? porque la forma en la que mastiquemos va a condicionar la digestión y el metabolismo.
Qué pasa si no masticamos bien:
- No logramos descomponer eficientemente los hidratos de carbono y tendrán que ser otros órganos y otras enzimas las que lo hagan, requiriendo una energía extra al organismo. Con la saliva segregamos la enzima ptialina que actúa sobre los hidratos de carbono y comienza a transformarlos en monosacáridos, por eso en la boca empieza la digestión👉 (las enzimas son unos catalizadores bioquímicos que aceleran los procesos químicos que suceden dentro de nuestro organismo). El resto de los macronutrientes van a ser digeridos, como ya podemos intuir, en nuestro estómago e intestino, donde se digieren grasas y proteínas y se terminan de descomponer los hidratos de carbono.
- Corremos el riesgo de que el organismo no sea capaz de separar las sustancias beneficiosas de las tóxicas.
- El bolo alimenticio puede no estar bien lubricado y generar una sensación de pesadez, gases y una digestión más larga.
- No logramos transformar los alimentos en mucosa a través de la musina, una sustancia presente en la saliva.
- Se dificulta la destrucción de algunas bacterias contenidas en los alimentos a través de la lisozima, un antibacteriano presente en la saliva.
Por todos estos motivos es recomendable comer de pequeñas a porciones y tragar el alimento recién cuando está en un estado prácticamente líquido, masticando todas las veces que te sea necesario.
Si comenzás a generar el hábito de masticar más conscientemente vas a notar los beneficios en tu digestión, ya que tu organismo va a necesitar menos energía para sintetizar alimentos y vas a favorecer los procesos de absorción de nutrientes.
Además, masticar y tragar despacio es una práctica que genera bienestar y tiene que ver con el concepto de alimentarnos desde la salud, a partir de conectarnos con las sensaciones que nos genera el alimento, de manera paciente, disfrutándolo, agradeciendolo y poniendo la atención plena en el presente.